Manos robóticas es lo que han creado las 159 impresoras que han batido el récord Guinness de impresión 3D, bajo la marca comercial Wolf Pack y un doble objetivo: el meramente comercial y uno solidario. El exceso de voluntarios, por cierto, hizo que el acontecimiento tuviera momentos en que sobraba personal, mientras que las máquinas funcionaban a buen ritmo camino de la marca mundial. Y, al final, cumplieron… aunque solo por un «cabezal».
El libro oficial Guinness de los records mundiales tenía la marca en 158 impresoras 3D en funcionamiento simultáneo para crear algo. El requisito es que todas las máquinas compartieran lugar de trabajo. De paso, en esta ocasión había un objetivo, el de contribuir al diseño de la empresa Robohand USA, especialistas en prótesis artificiales. Pero ojo, que el resultado no fue solo un brazo prostético, sino 200, que se donaron al proyecto Water is life.
El trabajo de Robohand se centra en el diseño y creación de dispositivos que se adaptan al cuerpo. En concreto, las prótesis están hechas a medida en aluminio o impresas directamente. El apoyo de la compañía para conseguir el récord Guinness de impresión 3D se centró en su actividad habitual, con un diseño que facilita las actividades cotidianas en personas con algún problema motor, miembros amputados o deficiencias físicas.
Respecto a los organizadores del evento, Airwolf 3D, estos están enfocados hacia la distribución y fabricación de consumibles, accesorios e impresoras 3D. Con la peculiaridad de conseguir diseños funcionales a bajo precio, que permiten acercar este tipo de tecnología a todos los mercados. De una forma similar a lo que hace la española bq, pionera en la impresión 3D con equipos para montarte tú mismo, como su serie Prusa.
