


En los próximos cinco años, vamos a presenciar un cambio histórico en la industria de los semiconductores. Que veamos a China líder en chips no es solo un titular ambicioso, sino una proyección real respaldada por cifras. Según Yole Group, para 2030, China controlará el 30 % de la capacidad global de fundición, superando a referentes como Taiwán y Corea del Sur.
Este ascenso no es casual. Tras la guerra comercial con Estados Unidos, Pekín apostó por la autosuficiencia. Las inversiones masivas en fábricas, talento y tecnología han impulsado su crecimiento. En 2024, China producía más de 8,8 millones de obleas al mes, y se prevé que supere los 10 millones en 2025. Este salto, de casi el 15 % anual, refleja una estrategia firme de expansión, con fábricas como la de Huahong Semiconductor en Wuxi al frente del cambio.
Eso sí, aunque China líder chips refleja su dominio en volumen, aún queda camino en cuanto a procesos avanzados. TSMC y Samsung ya trabajan con nodos de 3nm, mientras que las fundiciones chinas se sitúan en 6nm, con desarrollos activos hacia los 5nm. La brecha tecnológica se debe, en parte, a las restricciones estadounidenses, que limitan el acceso a herramientas esenciales como la litografía de alta precisión o los sistemas de diseño electrónico (EDA).
A pesar de estas limitaciones, China está construyendo su propio ecosistema tecnológico. Ha lanzado planes para fabricar herramientas nacionales, capacitar ingenieros locales y dominar los nodos maduros. Estos chips, aunque menos avanzados, son vitales en sectores como el automóvil o la industria. El CEO de ASML ya advirtió que Europa depende de estos nodos fabricados en China, lo que refuerza aún más su influencia.
Mientras tanto, Estados Unidos intenta reforzar su industria con plantas en Arizona y otras regiones. Pero, según Yole Group, la capacidad instalada en EE. UU. apenas representa el 10 % del total, a pesar de que consume más de la mitad de las obleas del mundo.
Tú, que buscas comprender las tendencias globales, debes tener claro que China líder chips implica mucho más que tecnología. Supone una transformación económica y geopolítica que puede redefinir la cadena de suministro mundial. Aunque China aún no lidere en innovación, su dominio en capacidad es ya una realidad tangible.
En resumen, la década que tenemos por delante consolidará un nuevo liderazgo. China no solo quiere competir. Con pasos firmes y decisiones estratégicas, se está posicionando como la fuerza dominante en la producción global de semiconductores. Y todo apunta a que lo logrará.