La compañía británica ha anunciado un hito, nada menos que 250.000 millones de chips ARM han salido de las fábricas desde que empezaron con su proyecto hace unos 40 años.
El nacimiento de ARM en el seno de Acorn Computers en 1978 marcó el inicio de una transformación que nadie podía prever. Dos mentes brillantes, Chris Curry y Hermann Hauser, apostaron por la computación en un momento en el que el acceso a la tecnología era limitado. Desde Cambridge, lograron desarrollar el BBC Micro, un proyecto impulsado por el gobierno británico para llevar ordenadores a cada aula del país. Aquel éxito les dio impulso, pero lo realmente determinante fue su decisión de diseñar un procesador propio.
Imagina lo que significaba para una empresa pequeña como Acorn embarcarse en la creación de un chip innovador. Sophie Wilson y Steve Furber lideraron el proyecto, con recursos escasos pero una visión clara. En 1985 nació el ARM1, con apenas 25.000 transistores y una eficiencia energética sobresaliente. Lo que comenzó como una solución económica por falta de presupuesto pronto se convirtió en una ventaja competitiva clave. No había herramientas para medir el consumo de energía, así que el equipo optó por un diseño que minimizara el uso de electricidad de forma natural.
Ahora, cuatro décadas después, ARM celebra su 40 aniversario con un logro extraordinario: la fabricación y distribución de 250.000 millones de chips. Su tecnología se ha convertido en el estándar de eficiencia, presente en todo tipo de dispositivos, desde teléfonos inteligentes hasta servidores de centros de datos. El impacto de ARM no se limita solo al hardware, sino que también impulsa desarrollos en inteligencia artificial, computación en la nube y sostenibilidad tecnológica.
El futuro de ARM sigue en construcción, con nuevos proyectos dirigidos a la expansión en el mercado de servidores y la optimización de chips para aplicaciones avanzadas. Lo que comenzó en un rincón de Cambridge hoy mueve el mundo digital y marca el camino hacia una informática más eficiente.
