El mercado de ordenadores personales encara un escenario complejo. La advertencia es clara: faltará memoria hasta 2028. La previsión procede de análisis internos de fabricantes que señalan un desequilibrio prolongado entre oferta y demanda. La memoria DRAM convencional, utilizada en equipos domésticos y profesionales, no crecerá al ritmo necesario. La presión de los centros de datos y la expansión de sistemas de inteligencia artificial absorben gran parte de la capacidad productiva.
La situación actual refleja inventarios reducidos a mínimos históricos. Los fabricantes han optado por estrategias conservadoras de expansión. El objetivo principal es mantener márgenes de beneficio, no aumentar la producción masiva. Esta política incrementa la tensión en el mercado de consumo. Los precios de la memoria ya muestran una tendencia alcista y la previsión apunta a que seguirá así.
El crecimiento exponencial de servidores dedicados a entrenar modelos de inteligencia artificial explica gran parte del problema. La cuota de mercado de memoria para servidores pasará del 38% en 2025 al 53% en 2030. Este cambio estructural provoca un ciclo de demanda que se conoce como super‑ciclo DRAM. Los contratos de producción para 2026 ya están comprometidos, lo que deja poco margen para cubrir necesidades del mercado de ordenadores personales.
La memoria NAND, utilizada en unidades de estado sólido, también presenta dificultades. El análisis indica que la oferta destinada al consumo quedará rezagada frente a la demanda. La razón es sencilla: los servidores generan mayor rentabilidad y los fabricantes priorizan ese segmento. El resultado es un mercado doméstico con acceso limitado a componentes esenciales.
El auge de los sistemas denominados AI PC añade presión adicional. Se estima que en 2026 representarán el 55% del mercado total de ordenadores. Aunque el volumen de envíos de equipos se mantenga estable, la proporción de sistemas con capacidades avanzadas crecerá. Estos equipos requieren módulos de memoria más sofisticados, lo que intensifica la competencia por recursos limitados.
La escasez prevista hasta 2028 no solo afecta a usuarios finales. También impacta en fabricantes de hardware, distribuidores y desarrolladores de software. La falta de disponibilidad de memoria puede retrasar lanzamientos de productos y encarecer costes de producción. El efecto dominó alcanza a toda la cadena de valor tecnológica.
El desequilibrio entre oferta y demanda de memoria DRAM y NAND se convierte en un desafío global. La industria debe decidir entre ampliar capacidad o mantener políticas de rentabilidad. Mientras tanto, el consumidor afronta precios elevados y disponibilidad reducida. La previsión de que faltará memoria hasta 2028 obliga a replantear estrategias de compra y actualización de equipos.
La situación descrita se apoya en estudios internos de fabricantes y en informes de mercado que analizan tendencias de inversión en servidores y centros de datos. La conclusión es clara: la prioridad actual es atender la demanda de inteligencia artificial. El mercado de consumo queda relegado y la escasez se prolonga más allá de lo esperado.





