La industria tecnológica ha entrado en una fase crítica. Satya Nadella, CEO de Microsoft, ha revelado que sobran chips de NVIDIA. No por exceso de producción, sino porque no hay forma de instalarlos. El problema no es el silicio, es la energía. En el podcast BG2, Nadella explicó que los centros de datos no tienen capacidad eléctrica ni espacio físico para integrar más unidades de procesamiento. Los chips están almacenados, sin posibilidad de uso inmediato.
La afirmación contradice la visión de Jensen Huang, CEO de NVIDIA, quien sostiene que no existe un exceso de computación. Según Huang, la demanda seguirá creciendo durante al menos dos años. Pero Nadella plantea una limitación física: no hay suficientes “warm shells”, es decir, estructuras preparadas para recibir nuevos racks. Y lo más grave, no hay energía suficiente para alimentar los sistemas.
Cada generación de chips aumenta el consumo. Desde Ampere hasta Kyber, los diseños de rack han multiplicado su TDP (Thermal Design Power) por cien. Esto implica que un solo rack puede requerir más energía que una instalación completa de hace cinco años. La infraestructura eléctrica no ha evolucionado al mismo ritmo. Las leyes de escalado, que antes garantizaban mejoras constantes, ahora chocan con límites físicos.
La situación afecta a gigantes como Microsoft, que no pueden desplegar nuevos chips aunque los tengan en inventario. El cuello de botella ya no está en la cadena de suministro, sino en la capacidad de absorción de los centros de datos. La industria ha invertido en silicio, pero ha descuidado el entorno que lo hace útil. La paradoja es clara: sobran chips, pero falta energía.
Expertos como Sam Altman, CEO de OpenAI, también han señalado este problema. La tendencia secular apunta a una saturación energética. No basta con fabricar más unidades; hay que garantizar que puedan operar. Las soluciones pasan por rediseñar centros de datos, invertir en energías renovables y optimizar la eficiencia térmica. Pero estos cambios requieren tiempo, inversión y coordinación global.
Mientras tanto, los chips de NVIDIA permanecen en almacenes. No por falta de compradores, sino porque no pueden instalarse. Nadella lo resume con claridad: “No es un problema de suministro, es que no tengo dónde enchufarlos”. Esta declaración ha generado inquietud en los mercados. La cotización de NVIDIA ha mostrado volatilidad tras el comentario.
La incertidumbre sobre la demanda futura también preocupa. Nadella admite que es difícil prever cómo evolucionará el mercado a corto plazo. Todo depende de la infraestructura, la regulación energética y la capacidad de adaptación de los proveedores. Si no se resuelve el cuello de botella, el crecimiento de la inteligencia artificial podría frenarse.
Este escenario plantea una reflexión estratégica. La carrera por la computación no puede basarse solo en potencia. Hay que considerar el entorno físico, la sostenibilidad y la capacidad de integración. De lo contrario, el exceso de chips será un síntoma de desequilibrio, no de progreso.





