


El presidente Donald Trump ha confirmado un acuerdo sin precedentes con los gigantes tecnológicos NVIDIA y AMD, mediante el cual ambas compañías cederán el 15% de sus ingresos generados por la venta de chips de inteligencia artificial en China al gobierno de Estados Unidos. Blackwell AI está en la picota.
Este pacto, que inicialmente buscaba un 20% de participación estatal, fue negociado por Jensen Huang, CEO de NVIDIA, quien logró reducir la cifra. A cambio, las empresas obtienen licencias de exportación para sus chips H20 y MI308, diseñados específicamente para cumplir con las restricciones impuestas por EE.UU.
Sin embargo, Trump ha sido claro: el chip más avanzado de NVIDIA, el Blackwell AI, no será exportado a China en su versión completa. El mandatario ha sugerido que solo se permitiría una versión “degradada”, con una reducción de entre el 30% y el 50% en rendimiento.
“El Blackwell es lo último y lo mejor del mundo. Nadie lo tiene. No podrán imitarlo en cinco años”, afirmó Trump en rueda de prensa.
La decisión responde a preocupaciones de seguridad nacional, ya que el acceso de China a chips de alto rendimiento podría acelerar su desarrollo en inteligencia artificial militar. Mientras tanto, el chip H20, considerado “obsoleto” por Trump, sigue siendo el único autorizado para el mercado chino.
Además, medios estatales chinos han comenzado a cuestionar la seguridad del H20, insinuando que podría contener puertas traseras. NVIDIA ha negado rotundamente estas acusaciones, asegurando que sus chips no incluyen software espía ni mecanismos de apagado remoto.
Este acuerdo marca un nuevo precedente en la política tecnológica de EE.UU., donde el gobierno se convierte en socio indirecto de las empresas en sus operaciones internacionales. A la vez, refuerza la estrategia de Washington de mantener el liderazgo en IA, limitando el acceso de China a tecnologías clave.