


La tecnología, siempre presente en nuestras vidas, a veces desempeña papeles que jamás imaginaríamos. Un caso reciente en Londres ha demostrado cómo un iPad, encontrado en el río Támesis después de cinco años bajo el agua, fue decisivo para la captura de tres criminales implicados en múltiples delitos. Este hallazgo inesperado cerró un círculo de misterios que durante seis años mantuvo a la policía desconcertada.
El dispositivo parecía irreparable, oxidado y obsoleto, pero resultó ser una mina de información para los expertos forenses. Dentro de la bandeja SIM del aparato había una tarjeta vinculada a Vodafone que permitió rastrear datos de ubicación y llamadas clave para identificar a los sospechosos. Entre ellos, Louis Ahearne, Stewart Ahearne y Daniel Kelly, quienes además de estar relacionados con un intento de asesinato, habían participado en el robo de piezas históricas de la dinastía Ming valoradas en millones de euros.
Los detalles recuperados del iPad se cruzaron con pruebas anteriores, estableciendo una conexión directa entre los sospechosos y el ataque sufrido por Paul Allen, un individuo vinculado a uno de los robos armados más grandes registrados en la historia moderna. Este asalto al depósito del Banco de Inglaterra en 2006 despojó a la institución de 68 millones de dólares. Años después, el destino de Allen tomó otro giro sombrío cuando sobrevivió a un tiroteo que lo dejó paralizado.
El papel que un simple dispositivo puede jugar en la resolución de crímenes recalca la importancia de no subestimar la tecnología en manos de la justicia. Este caso emblemático deja claro que incluso en las profundidades del río Támesis, los secretos pueden encontrar la manera de salir a la superficie para arrojar luz sobre los enigmas más complejos.
Por último, este caso nos invita a reflexionar sobre cómo los avances tecnológicos no solo redefinen nuestras vidas cotidianas, sino que también transforman profundamente el ámbito de la justicia. El hallazgo de un dispositivo sumergido durante años y su impacto en una compleja red de crímenes demuestra que la tecnología tiene un poder insospechado, incluso en circunstancias extremas. Los criminales por un iPad no solo fueron desenmascarados gracias a este artefacto, sino que también se evidenció cómo el uso de herramientas modernas puede cerrar episodios de impunidad y traer claridad a las sombras más densas del delito.
Fuente: BBC