


La inteligencia artificial avanza sin freno. Las grandes tecnológicas reestructuran sus equipos para adaptarse a esta nueva era. Google no es la excepción. Este verano, más de 200 trabajadores vinculados a sus proyectos de IA fueron despedidos sin previo aviso. Los despidos en Google AI han generado una ola de críticas por las condiciones laborales que rodeaban a estos empleados. El conflicto no gira en torno a la tecnología, sino al trato que reciben quienes la hacen posible.
Personas afectadas que trabajaban en Gemini y AI Overviews, dos pilares de la estrategia de IA de Google. Sus tareas incluían revisar respuestas generadas por IA, corregir errores, evaluar contenido y proponer mejoras. A pesar de su papel esencial, muchos eran contratistas externos, empleados por firmas como GlobalLogic, propiedad de Hitachi. Esta externalización ha permitido a Google mantener distancia frente a las quejas laborales, pero no ha evitado el escándalo.
Los salarios eran dispares. Algunos “super raters” cobraban entre 28 y 32 dólares por hora. Otros, con funciones similares, recibían entre 18 y 22. Esta desigualdad ha sido uno de los detonantes del conflicto. Además, los trabajadores carecían de beneficios laborales y estabilidad. La incertidumbre se agravó cuando se les obligó a volver a la oficina, sin considerar limitaciones personales o familiares.
El ambiente se volvió tenso. Algunos empleados comenzaron a organizarse para exigir mejoras. Las iniciativas de protesta fueron mal recibidas. Según Actu.ai, varios trabajadores denunciaron represalias por hablar abiertamente sobre sus condiciones. Poco después, comenzaron los despidos. La explicación oficial fue vaga: “reducción de proyecto”. Esta respuesta dejó a muchos sin claridad sobre el motivo real de su salida.
Uno de los casos más comentados es el de Andrew Lauzon, quien recibió su notificación de despido el 15 de agosto. A pesar de su experiencia y compromiso, fue apartado sin una razón concreta. Su testimonio refleja el clima de inseguridad que se vive en este sector. La automatización, lejos de eliminar el trabajo humano, lo transforma. Pero si quienes lo sostienen son ignorados, el progreso pierde legitimidad.
Google ha intentado desvincularse del problema, alegando que la gestión de estos empleados corresponde a sus contratistas. Sin embargo, los afectados consideran que la empresa debería asumir mayor responsabilidad. La situación plantea un dilema ético: ¿puede una compañía liderar el futuro tecnológico mientras precariza a quienes lo construyen?
Los despidos en Google AI no son un caso aislado. Según Infobae, miles de trabajadores del sector tecnológico han perdido sus empleos en 2025. La automatización y la presión por eficiencia están reconfigurando el mercado laboral. La IA no solo mejora procesos, también sustituye tareas. Pero detrás de cada algoritmo hay personas que entrenan, corrigen y humanizan los sistemas. Ignorar su valor es un error estratégico.
Ficha de producto
Gemini
Desarrollador: Google
Función: Chatbot de IA generativa
Aplicación: Asistencia conversacional, mejora de búsquedas
Estado: Activo
Disponibilidad: Integrado en servicios de Google