


El segundo trimestre de 2025 ha marcado un cambio inesperado en el mercado global de procesadores. Según Jon Peddie Research, los envíos de CPU para clientes aumentaron un 7,9 % respecto al trimestre anterior, alcanzando los 68 millones de unidades. Este crecimiento rompe con la estacionalidad habitual, donde los primeros dos trimestres suelen mostrar cifras planas o incluso en descenso. La causa principal, según los analistas, ha sido la incertidumbre generada por los nuevos aranceles anunciados por la administración Trump. De momento, parece que se venden más CPU en 2025, pero todo puede cambiar en estos próximos cuatro meses.
A principios de abril, se comunicó un arancel base del 10 % sobre casi todas las importaciones, seguido de medidas más agresivas que afectan directamente a países clave en la fabricación de semiconductores, como China, Taiwán y Corea del Sur. Aunque algunos productos tecnológicos quedaron exentos, como los chips y los ordenadores personales, la reacción del sector fue inmediata. Muchos fabricantes adelantaron envíos para evitar posibles costes adicionales, lo que provocó un repunte en las ventas de componentes, especialmente CPU.
En el segmento de servidores, los envíos también crecieron, con un aumento interanual del 22 %. Intel mantiene el liderazgo con un 73 % de cuota, pero AMD ha logrado subir del 25 % al 27 % en solo un año. Según AMD, esta mejora se debe a un rendimiento superior en todos los segmentos, aunque no se han publicado comparativas independientes que lo confirmen. En el mercado de consumo, AMD también ha ganado terreno. En plataformas como Steam, ha alcanzado por primera vez el 40 % de adopción, lo que refleja una tendencia creciente entre los usuarios más exigentes.
La presión comercial no se limita a los aranceles actuales. En agosto, se anunció un nuevo gravamen del 100 % sobre chips fabricados fuera de EE.UU. Esto podría afectar directamente a AMD, cuyos procesadores se producen en Taiwán a través de TSMC. Aunque TSMC ha sido excluido de algunos aranceles, no está claro si AMD podrá evitar el impacto. Intel, por su parte, podría beneficiarse de sus nuevas fábricas en territorio estadounidense, lo que le permitiría esquivar parte de estas medidas.
El efecto de estas políticas ya se nota en la planificación de las empresas. Dell y HPE han advertido que los costes podrían trasladarse al consumidor final. Lenovo, en cambio, confía en su red global de fabricación para mitigar el impacto. Supermicro y otros fabricantes han optado por esperar antes de comunicar posibles ajustes. Mientras tanto, los compradores corporativos están revisando sus estrategias de aprovisionamiento y presupuestos para adaptarse a un entorno más volátil.
El crecimiento del mercado con más CPU en 2025 no se debe únicamente a la demanda natural. La combinación de medidas proteccionistas, estrategias de evasión fiscal y miedo a la escasez ha alterado el comportamiento de fabricantes y distribuidores. Aunque algunos expertos señalan que los ordenadores con capacidades de inteligencia artificial también han contribuido al aumento de ventas, el efecto principal parece estar vinculado a la política comercial estadounidense.