


Apple ha revelado sus resultados financieros correspondientes al segundo trimestre fiscal de 2025, mostrando una sólida capacidad de crecimiento en un contexto económico complejo. A pesar de las tensiones comerciales y los cambios en la producción, la compañía logró superar las expectativas de los analistas, reportando ingresos de 95.400 millones de dólares. Aunque esta cifra no alcanzó el récord del trimestre anterior, sí representó un avance respecto a los 90.750 millones registrados en el mismo periodo de 2024. Pero lo más espectacular es la inversión en EE.UU., que abruma por lo que se viene.
El iPhone sigue siendo el pilar fundamental de Apple, con ventas que alcanzaron los 46.840 millones de dólares, impulsadas por el lanzamiento del iPhone 16e. Por otro lado, el segmento de Servicios continúa expandiéndose, con ingresos de 26.600 millones de dólares, consolidándose como una de las áreas más prometedoras para la empresa. La división Mac también experimentó un crecimiento significativo gracias a la introducción de los nuevos MacBook Air con chip M4, alcanzando los 7.950 millones de dólares en ingresos. Incluso el iPad, que había enfrentado desafíos en los últimos trimestres, registró una mejora hasta los 6.400 millones de dólares. Sin embargo, la categoría de Wearables, Hogar y Accesorios sufrió una ligera caída, con ingresos de 7.500 millones de dólares.
A pesar de estos resultados positivos, las acciones de Apple se depreciaron un 4% en las operaciones posteriores al cierre. Los analistas de Morgan Stanley, aunque mantienen una calificación de “Overweight” y un precio objetivo de 235 dólares, manifestaron preocupación por el impacto de los aranceles impuestos por la administración Trump, la reubicación de la producción fuera de China y el futuro del segmento de Servicios. También señalaron incertidumbre respecto al desarrollo del asistente Siri y su evolución dentro de la estrategia de la empresa.
Apple ha decidido absorber un coste de 900 millones de dólares en aranceles sin trasladarlo, por el momento, a los consumidores. No obstante, Tim Cook, CEO de la compañía, no descartó ajustes en los precios futuros y aseguró que Apple está participando activamente en discusiones sobre política comercial. Para mitigar los riesgos derivados de estos aranceles, Apple ha diversificado su producción hacia países como India y Vietnam. Sin embargo, persisten dudas sobre el volumen de producción que estas localizaciones podrán aportar en el mediano y largo plazo. La clave parece ser la inversión en EE.UU.
En medio de este panorama, la compañía anunció una ambiciosa inversión en Estados Unidos de 500.000 millones de dólares en los próximos cuatro años. Este plan contempla la expansión de sus operaciones en diversos estados, incluida la construcción de una nueva fábrica de servidores avanzados de inteligencia artificial en Texas, además de la duplicación del fondo para manufactura avanzada en el país. Apple también reforzará su relación con más de 9.000 proveedores estadounidenses y prevé adquirir más de 19.000 millones de dólares en chips fabricados en EE.UU., incluyendo los producidos por TSMC en Arizona. En este sentido, Cook destacó el compromiso de Apple con la manufactura nacional y agradeció al presidente Trump su enfoque en el fortalecimiento del sector de semiconductores.
La situación de Apple refleja un equilibrio entre solidez financiera y desafíos externos. Si bien la compañía mantiene un crecimiento sostenido, deberá sortear los efectos de los aranceles y la transición de su producción, al tiempo que apuesta por una estrategia de inversión en EE.UU. que busca afianzar su futuro. Los próximos trimestres serán decisivos para observar la evolución de estas iniciativas y su impacto en el mercado tecnológico global.